SARAVILLO (img)

[Yongüein]

Al amanecer nos despertó una campana y los cuatro durmientes salimos en fila hacia la otra construcción de donde empezó a salir música gregoriana. La banda sonora, el cielo de color rosa y el frescor de la bruma formaban una escena mágica.

Miré hacia arriba y me maravillé de dónde había logrado encaramar la moto en plena noche sin caerme.




En el edificio principal nos esperaba un desayuno muy frugal de café y galletas del que dimos cuenta sin vacilar.

Curioseé por el sitio, me lavé en una pileta donde tenía toda la pinta de hacerlo también el ganado y charlé un buen rato con los dos templarios que llevaban el sitio. Tenía entendido que los templarios habían terminado con la muerte en el hoguera de Jacques de Molay hace unos cuantos siglos pero los vi tan convencidos que no quise preguntar


Buena gente.







Pronto se empezaron a llegar peregrinos. La mayoría entraban también a echar un vistazo, a sellar unos papeles que llevaban y a tirar fotos y vídeos.

Yo ya no tenía mucho más que hacer allí. Mi camino era diferente y no tenía ni un mendrugo de pan o una novela con los que mantenerme allí si hubiera querido quedarme. Mis tiempos de backpacker están muy lejos ya. El francés y el alemán, muy jovencitos, se habían ido hace rato pero al brasileño lo dejé allí, sentado en el poyete escribiendo algo.

Dicen que hay tantos caminos como caminantes. Mola.





El Acebo. Última foto antes de Asturias




Puerto de Leitariegos. Primera foto en Asturias.